Este es un momento para que todos los colombianos estemos muy atentos a lo que ha venido sucediendo en el Congreso de la República, en relación con la Reforma Tributaria que fue presentada por el Ministerio de Hacienda y que ya fue aprobada por las comisiones terceras tanto de Cámara como de Senado.
Aunque este documento es presentado con la intención de ampliar la base gravable del país y que permita beneficiar con mayores recursos a quienes menos han podido percibir históricamente en el país, ha generado dudas entre algunos ciudadanos.
Primero, en general es una reforma tributaria progresiva, la cual grava a los colombianos que tienen mayores ingresos, ayudando a la redistribución de la riqueza y a cerrar las brechas, acelerando el de desarrollo económico del país. Quizá la más importante a mi concepto, es que el documento finalmente va acorde con las propuestas de campaña el gobierno del Presidente Gustavo Petro y aportará en la disminución de la brecha social de la que siempre hemos sufrido. Sí, eso es realmente una construcción para el verdadero cambio.
Además, creo que el haber colocado un límite del 3 % a las deducciones, las rentas extensas y los descuentos de la renta líquida ordinaria de las personas jurídicas, o sea, las empresas, permitirá que quienes normalmente pasaban de agache el pago de impuestos, dejen de hacerlo y el recaudo anual para las regiones sea mayor. Es decir, los más ricos, ahora sí podrán aportar grandes capitales con sus empresas para la transformación social del país.
También creo que es importante en este documento, que ya pasó las comisiones económicas del Congreso, es que ingresa sectores como los de las iglesias, que funcionan como empresas, a pagar un impuesto de renta del 20 % en todas aquellas actividades que estén por fuera de ritos, cultos, beneficencias o procesos de educación, ya que, muchas personas, evadían la contribución escudándose en ideologías.
Además, las cosas hay que decirlas como son. Nos quieren echar cuento en algunos medios de comunicación, de quienes sus dueños son los de siempre y están en contravía de este nuevo documento y del nuevo gobierno, que quiere beneficiar a los más pobres, y es que pretenden hacernos entender que todos vamos a pagar impuestos. No, pura intimidación mediática y esa no es la realidad.
Lo cierto es que declarar renta no significa pagar el impuesto de renta. Realmente, realizar el proceso ante la Dian de la declaración de renta, significa que el estado conozca cuáles son nuestros ingresos y los soportemos ante una entidad regulatoria y que, a partir de unos topes, entonces se pague unos impuestos dependiendo de las deducciones históricas. Es decir, vamos a conocer realmente quiénes son los colombianos que, por los ingresos, debemos DECLARAR renta y PAGAR renta.
Y finalmente, creo que es muy importante, entender que el objetivo claro y definitivo de esta reforma para el cambio, es la reducción de la pobreza que hoy está en 39,3% y la desigualdad que hoy se encuentra en 0,52 (GINI) y eso, solo se logrará con el aporte de todos, especialmente del sector más privilegiado. Se espera que esta reforma reduzca 4% la pobreza. No podemos seguir creyendo que quienes tienen más, no deben aportar más.
Ahora bien, sí considero que hay dos puntos claves que deben ser revisados y tomar consideraciones para que no afecten abruptamente la economía de nuestro país que, pese al cambio, pues debe realizar una verdadera transición.
El primero es el tema de la prohibición de todo nuevo desarrollo petrolero, si bien la medida tiene un trasfondo ambientalista, la realidad productiva de nuestro país está ligada al uso del petróleo, la transición hacia nuevas fuentes de energía debe iniciar inmediatamente, pero, no a costa de perder nuestra independencia energética.
Y por último, el gravamen de los alimentos altamente procesados, las bebidas azucaradas y los plásticos de un solo uso, tienen más un trasfondo de salud y de cuidado del ambiente, para los colombianos, hay que evaluarlo muy bien, porque estos impuestos no asegurarán que estos productos dejen de consumirse, simplemente los encarecerá, golpeando fuertemente a los estratos más bajos, promoviendo, quizá, la aparición de empresas informales que evadan la norma y compitiendo deslealmente contra empresas formales en búsqueda de mejores precios, empeorando la calidad de los productos y yendo en contravía del origen del cambio estructural. Estos procesos son más de fondo que de forma y debe ir acompañado de otros procesos sociales e institucionales.
Esta reforma tributaria tiene como único fin, aportar más a quienes peor la han pasado en nuestro país, no podemos seguir siendo inherentes a un tema que hoy requiere de un verdadero cambio; debemos seguir participando de este debate desde nuestros lugares y esperar que el texto aprobado finalmente pueda ayudar a los más necesitados, permitir que siga el crecimiento empresarial en nuestro país, generando empleo y riqueza.
Deja una respuesta