En medio de todo lo que ocurre en el vecino país, donde la ilegitimidad electoral puede generar que en los próximos días se presente una nueva ola de migrantes venezolanos hacia distintas partes del mundo, nos hace reflexionar si Colombia y Cali están preparadas para la posible llegads de ciudadanos extranjeros.
Vamos a las cifras. La diáspora venezolana tomó mayor fuerza por circunstancias derivadas de la pandemia que imposibilitó la supervivencia en su país. Más de 7.7 millones ciudadanos han salido hacia distintas partes del mundo, siendo Colombia el país que más ha recibido a su población, por proximidad y oportunidad, nuestra tierra alberga, según datos de la Universidad del Rosario en enero de 2024, a 2.800.000 ciudadanos vecinos. Sin embargo, esta cifra podría ser mucho más grande en la irregularidad de la recolección de información.
Desde su llegada, más del 70% de los ciudadanos venezolanos que llegaron a Colombia se acogieron a los programas de las políticas de regulación que dispuso el gobierno nacional para su estadía. Las autoridades deben trabajar en estrategias que permitan su vinculación laboral, que beneficia sus propósitos personales, pero que, al mismo tiempo, podría permitir activar el desarrollo económico y estructural del país. Y es que la migración depende de con qué lente quieras mirarlo. Sin duda, la llegada de millones de personas en la última década pone en una encrucijada a cualquier gobierno, pero también depende de ese gobierno, cómo reorienta los esfuerzos para incentivar el crecimiento en factores económicos, sociales, públicos y de infraestructura.
Actualmente, 1.9 millones de venezolanos que viven en nuestro país ya cuenta con el PPT (Permiso por Protección Temporal) documento que se expide una vez se finalice el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos y, el 96% de ellos, en su primer año de estancia, ya cuenta con el Registro Único de Migrantes Venezolanos. Entonces, eso indica que Colombia tiene 1.6 millones de nuevas manos para construir país.
Ahora bien, si es cierto que el reto de bajar las tasas de desempleo para los propios colombianos ha sido un verdadero reto y que los estragos económicos generados por la pandemia han impedido un correcto renacimiento de distintas industrias, no se puede desaprovechar una mano de obra que puede ayudar a reconstruir el tejido social del país.
No podemos dejar que los únicos que les brinden garantías a esos migrantes sean las bandas delincuenciales, las guerrillas y los grupos criminales. El venezolano puede hacer del colombiano, y el colombiano a un venezolano, un mejor trabajador. Un equipo que puede aportar al desarrollo de la región, como en nuestros inicios luchabamos por los intereses de la “Gran Colombia”.
El fraude electoral de Nicolás Maduro en las recientes votaciones venezolanas, aumentará sin lugar a dudas la migración, después del leve descenso que tuvo en 2023 donde, según el Dane, tuvo una reducción del 1.12% en comparación con los años anteriores, y la consulta es: ¿Seguiremos haciendo como que no pasa nada ó daremos un paso entre todos para que estos hermanos se consoliden en nuestro territorio y nos ayuden en la reconstrucción de Colombia, de la mano con el Estado, la Academía y el sector privado?. Ahí esta el reto Colombianos, y Venezolanos, ustedes también tienen otro reto, derrocar la dictadura.