Desde hace más de 15 años, en Cali se viene hablando de la conformación del área metropolitana, un proyecto que busca unir a los municipios cercanos a la capital del departamento, como ocurre en Antioquia con Medellín y sus municipios aledaños.
Cali, como ciudad nodo, se convertiría entonces en la que encabezaría un proceso de recolección de información a sus semejantes cercanos para estructurar proyectos conjuntos para el crecimiento de la región y la consecución de mayores recursos nacionales e inversión extranjera.
Este proceso, el cual volvió a revivir en la administración anterior, en cabeza del subsecretario de Planeación, Jean Paul Archer, buscará unir entonces a la subregión sur del Valle del Cauca y subregión norte del Cauca: Cali, Jamundi, Dagua, Yumbo, Palmira, Candelaria, Puerto Tejada y Villarrica, se convertirían entonces el Área Meteopolitana Suroccidente de Colombia.
Y aunque en un principio, municipios como Yumbo no querían suscribirse a este convenio regional para no perder protagonismos económicos que generar estar al lado de un municipio de mayor relevancia, hoy todas las ciudades buscan generar una zona de integración que impulse el suroccidente del país, fortaleciendo componentes en los que son débiles cadauno de los miembros del área metropolitana de manera colaborativa.
Por ejemplo, hoy Palmira, Jamundi y Cali tienen una conexión en temas de transporte con la construcción del Tren de Cercanías, el cual unirá a los municipios y complementará las necesidades de movilidad de lo que sería el área metropolitana del suroccidente. Y aunque en este tema puntual, sus contradictores busquen argumentar que el negocio del transporte con el que hoy sobreviven los llevará a la quiebra, lo cierto es que su mutación permitirá una mejor calidad del servicio para los ciudadanos.
Adicionalmente, el área metropolitana permitirá construir una autoridad de tránsito que regle la movilidad de la región, permitiendo construir estrategias de seguridad vial, de recaudación de impuestos y de preservación de la vida.
En cuanto a temas de servicios públicos, seguramente será el que más beneficiará a la región, el fortalecimiento de una empresa pública sólida que garantice los servicios básicos de sus ciudadanos, incrementando y expandiendo su cobertura, herencia actual de la conurbanidad que vivimos y su crecimiento.
Pero ¿por qué sí darle el visto bueno? Porque al final esta es una alianza donde todos ganan. Donde no se apoderan algunos de los beneficios del otro, donde se pueden crear proyectos en conjunto que permitan el desarrollo de cada municipio y donde los más beneficiados serán los habitantes que se unirán en una sola fuerza administrativa, social y económica.