Sí al METRO, no al Tranvía

No es demagogia, no es ir en contra de lo avanzado, es la realidad. El proyecto del tren de cercanías se quedó corto para las necesidades de movilidad que tiene Cali y su proyección al futuro, todo, por la falta de sueños, la ambición de dinero y el entender lo público como un negocio y no como un rédito social.

Esas fueron las conclusiones tras discutir con expertos en temas ferroviarios en Colombia, los avances del proyecto en medio del Foro organizado por el Movimiento Independientes Cali y que nos corroboró la necesidad de instalar en Cali un METRO. Pero, ¿por qué decimos que se quedó corto el proyecto? Aquí van las explicaciones con base en las opiniones de Abraham Palacios, exgerente de Ferrocarriles de Colombia y Sergio López, exgerente del Metro de la 80 en Medellín.

Primero, y quizá lo más importante del proyecto, es que los estudios de demanda y los estudios de movilidad, están obsoletos, este último es del año 2015 y es está completamente desequilibrado a nuestra actualidad.

Segundo, al analizar las características técnicas del proyecto tren de cercanías, no entendemos el por qué, ¿si se cumple con los requerimientos de terrenos, si se ha diseñado el estudio eléctrico a 1.500 vatios, como un METRO, y la capacidad de estaciones que se han pensado, por qué pensar en un tranvía y no en un metro ligero que tiene mayor capacidad para los ciudadanos?

De acuerdo con lo proyectado, el tranvía de cercanías solamente movilizaría entre 10 mil y 16 mil usuarios por hora, dato que se queda corto con la realidad ya que el transporte informal puede mover cerca de 22 mil usuarios por hora y el Mío tiene la capacidad de mover 500 mil usuarios al día, un promedio de 28 mil usuarios hora. El nuevo proyecto de movilidad no puede estar inferior a ello y a las necesidades de las y los caleños.

Y cuando vemos los costos por kilómetro evidenciamos que la restricción del sueño sí se midió por el dinero, ya que el kilómetro de tranvía vale entre 6 y 10 millones de dólares; el kilómetro de tren ligero cuesta entre 23 y 32 millones de dólares; el de metro elevado entre 50 y 70 millones de dólares y el metro subterráneo cuesta 200 millones de dólares. En Cali no tenemos la necesidad de estos dos últimos, pero sí podríamos apostarle a un sistema más grande, a nivel, que sirva a las bases populares.

Los dirigentes de esta ciudad se quedan cortos en sueños y realmente solo piensan en el factor económico para poner en marcha los grandes proyectos. Pareciera que este proyecto del tren de cercanías esté pensado para ser operado por privados y no por un operador público, buscándole sacar provecho.

Cali necesita un sistema más grande y para eso debe actualizar los estudios que, en nuestro gobierno, no tomará más de 8 meses en dejarlo listo para continuar con la construcción del proyecto de infraestructura y movilidad más grande de nuestra historia.

No nos vamos a rendir. Las y los caleños no merecemos un proyecto pensado desde y para las élites de esta ciudad que quieren seguir sacando provecho de las verdaderas necesidades que tienen las bases populares de Cali. Vamos con toda por Cali.