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El cambio climático, ¿un caos para nuestros dirigentes? - Deninson Mendoza

El cambio climático, ¿un caos para nuestros dirigentes?

Todos como humanidad tenemos algo claro: el clima ha cambiado. Y es nuestra culpa, nos hemos portado con la naturaleza, hemos provocado una reacción que parece salirse de nuestras propias manos. El incorrecto uso de los residuos sólidos, el desperdicio constante de agua, la tala de árboles, las construcciones que piensan más en el enriquecimiento humano y no en el ambiente, nos han llevado a una descomposición del planeta que parece no tener reversa.

La humanidad ha avanzado hay tecnologías especificas para el manejo de los residuos sólidos y líquidos, pero el planeta va para atrás. Como lo que ha pasado al norte de Brasil en las ultimas semanas, Colombia no es la excepción, esta semana hemos visto como en Cali, las lluvias llevaron a la ciudad al colapso, porque sus alcantarillados se rebosaron y no hubo posibilidad de controlar una precipitación importante, pero quizá menos poderosa que las que se avecinan con el Fenómeno de la Niña, dejando damnificados con perdidas materiales e impidiendo la movilidad de sus ciudadanos por horas.

Sin embargo, esta es una historia que ya había sido contada, que ya había sido anunciada. Sectores aledaños a nuestros siete ríos o en los mal llamados canales de aguas lluvias, que al final siguen siendo caños, muy mal manejados por autoridades ambientales como la CVC, Emcali y el Dagma, vuelven a colapsar la ciudad sin ninguna actividad de prevención. Pasamos de una gran sequía sin acciones, a correr en medio de la emergencia.

Hecho que contrasta con la realidad que vivió Bogotá hasta hace unas semanas y que hoy continúa con el plan de racionamientos, pese a la llegada de las primeras lluvias del año, por el mal uso que le dan los bogotanos al agua.

Es importante que los mandatarios entiendan algo: la responsabilidad no es solo de una ciudadanía apática con el medio ambiente, el asumir como alcaldes de cualquier ciudad del país los convierte en los primeros responsables ante estas emergencias, pero desde la planeación y la estrategia y no desde la reacción. Los alcaldes deben ser propositivos hacia los cambios climáticos y trabajar para evitar calamidades y no llevar a las ciudades al colapso, cuando ya no hay nada qué hacer. Los reservorios de agua, la limpieza de los canales y el uso de la tecnología para determinar acciones tempranas, son urgentes para controlar lo que podría ser el inicio de una nueva forma de vida en el país.

En Cali urge la modernización de la mayoría de tramos de la red de acueducto, los cuales tienen más de 70 años de uso y que se quedan cortos ante el crecimiento exponencial de la ciudad. Este proyecto, que ya tiene recursos destinados por el gobierno nacional, $1.5 billones, tras la condonación de la deuda a Emcali, debe ser complementados por un crédito de otros $1.5 billones que permitan el cambio total de la red en los próximos 5 años. Eso, más allá de un cambio de la malla vial, es un cambio para el futuro de los ciudadanos.

Pero los ciudadanos también tenemos que reaccionar. Lo que pasó en Bogotá ante la escasez, las emergencias por lluvia en el norte del país y las inundaciones en Cali, son las consecuencias de no medir nuestro comportamiento con una realidad mundial y por creer que a nosotros no nos pasará, llegamos a un punto en donde quizá no haya vuelta atrás.